Explotación de minerales para energías renovables
Un año clave para el mundo de las conversaciones internacionales fue 2015. Debido a los cambios climáticos, estando reunidos en Francia, representantes de 196 naciones firmaron el popular Acuerdo de París que destaca entre sus 29 artículos, identificando que se debe evitar un aumento mayor a 2° C en la temperatura global para finales de siglo y hacer todos los esfuerzos para que, incluso, no sea más de 1,5° C. Pero sabemos lo difícil que fue poner de acuerdo a todos los países para firmar el acuerdo, ahora aterrizarlo resultará siendo un reto mayor.
En el actual año 2022, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) con la ONU, integró un panel de científicos que explora cada cierto tiempo cuál es la última demostración científica sobre este fenómeno, advirtió que las emisiones de gases de efecto invernadero (motores del cambio climático) continuaron incrementándose entre los años 2010 y 2019. Es cierto que la responsabilidad de ese aumento energético es distribuida por varios sectores económicos, pero fundamentalmente la energíaque consumimos lleva la delantera: representó para 2019 el 34 % de las emisiones del mundo. A diferencia nuestra, en la mayoría de los países está protegido en combustibles fósiles.
La solución ha sido clara: partir de la industria de los combustibles fósiles a las energías renovables y bajas en emisiones. Aunque la toma de esta decisión implica un gran desafío. La propagación de las energías renovables exige muchos minerales. Así como para lospaneles solares se necesita bastante cobrey aluminio, las eólicasimplican una alta intensidad de cobre, zinc y tierras raras -un grupo de 17 elementos químicos que no es fácil encontrar de forma pura-. Y según un reporte de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por su sigla en inglés), un carro eléctricopromedio demanda seis veces más insumos minerales que un carro convencional, incluidos el cobre, el cobalto, el níquel, el litio, las tierras raras y el aluminio, que necesitan también las baterías.
“En el sector eléctrico hay tres momentos que requieren estos minerales. El primero es para producir esa energía, como los paneles y la eólica; lo segundo es el transporte y, lo tercero, la transmisión eléctrica. Con las renovables debemos ubicar el proyecto donde haya mejor viento o radiación, así que se requieren líneas de conexión más extensas, y para esto último son esenciales el aluminio y el cobre”. Explica Alejandro Castañeda, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (ANDEG).
A escala mundial, la IEA ya ha hecho varias consideraciones sobre qué tanto estímulo requiere esta minería para cumplir con las metas del Acuerdo de París. Hay una estimación sobre la demanda total del cobrey tierras raras para las próximas dos décadas, por ejemplo, aumentará hasta un 40 %, mientras que para el níquel y el cobalto será de entre el 60 y 70 %. El litio, cuya erradicación implica un alto uso de agua y ya genera conflictos en países como Argentina, incrementará en demanda casi en un 90 %.
“Limitar el aumento de la temperatura a 2°C supondría cuadruplicar las necesidades de mineralespara las tecnologías de energía limpia en 2040. Y una transición aún más rápida, para llegar a emisiones cero netas en todo el mundo en 2050, requeriría seis veces más insumos minerales en 2040 que en la actualidad”, manifiesta la Agencia.
Es importante considerar que la minería para la transición energética necesitará medir con centímetros qué líneas se pueden cruzar o no -como todo lo que rodea al cambio climático-. El desafío será que la nueva minería o, “minería verde”, no herede y replique los errores de las industrias extractivitas que predominaron hasta hoy.
¿Qué minerales tiene Colombia para la transición energética?
Ahora bien, discutir sobre el potencial de minerales que Colombia puede aportar para la transición energética, suele volverse complicado sabiendo que aún hay dudas sobre ello. Sin embargo, el Servicio Geológico Colombiano y la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME) han hecho un trabajo duro por conocer qué hay en nuestro subsuelo, aun así, falta bastante investigación científica. “Hay unas cartografías, pero a escalas muy altas. Necesitamos información con detalles específicos para saber qué hay, ese es el primer paso”, cuenta Castañeda.
Mientras que, Sarita Ruiz Morato, profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, con una especialización en industrias extractivas y desarrollo sostenible de la Pontificia Universidad Católica de Perú, recopila algunas evidencias de la siguiente manera:
[En Colombia hay níquel, “con unos 20 millones de toneladas de reservas probadas”. De hecho, ya existe una mina, la de Cerro Matoso, una de las más grandes de Suramérica, ubicada en Córdoba y controlada por el grupo australiano South32. También tenemos cobre, “aunque con menos reservas” y que al igual que con el níquel tiene hasta ahora solo un proyecto para su extracción: la mina subterránea El Roble, ubicada en el municipio de Carmen de Atrato, en Chocó].
[Además, hay algunos indicios de otros minerales. Está el “coltán, que es muy controversial porque, aunque no hay títulos, estaría en Vichada y en Guainía, y su uso y exploración, de hecho, no están regulados”. Y, finalmente,” tenemos el carbón metalúrgico, concentrado en César, La Guajira y Boyacá, pero con una discusión importante en la mira”, pues implica explotar carbón, que contribuye tanto al cambio climático como a la contaminación del aire, pero que, tras un proceso que implica someterlo a altas temperaturas, se convierte en metalúrgico o coquizadle, lo que permite crear acero].
“Colombia tendría cerca de 80 minerales, según lo evidenciado por el Servicio Geológico Colombiano”. Aunque no necesariamente todos serían clave para la transición energética. “El territorio colombiano cuenta con ambientes geológicos favorables para la existencia de diferentes depósitos de minerales metálicos como oro, níquel, cobre, hierro, manganeso. Y así mismo cuenta con depósitos de minerales no metálicos, como esmeraldas, sal, gravas, arenas, arcilla, caliza, barita, bentonita, feldespato, magnesita, talco, yeso, roca fosfórica, rocas ornamentales”, señala la cartera del Ministerio de Minas y Energía.
De hecho, no indican un plan exclusivo para concentrarse en minerales que estén asociados a energías renovables, pero sí explican que hay un programa para diversificar la canasta minera y, así, “responder de manera responsable a la creciente demanda de minerales requeridos en el mundo por la transición energética”. El plan se llama ExploraCO. Asimismo, dicen, han identificado 46 proyectos estratégicos para esta diversificación: 36 ya están en exploración. Los minerales que persiguen estos proyectos son oro (27), cobre (15), plata (2), níquel (1) y tierras raras (1).
Pero en el Conpes 4075 sobre la Política de Transición Energética del Gobierno – un documento que, de hecho, ha sido criticado por expertos por impulsar el gas y el carbón-se hace énfasis principalmente en el cobre y el oro como minerales necesarios para la transición. “La UPME diseñará una estrategia para la producción de cobre, oro y otros minerales necesarios para consolidar la estrategia de transición energética, con base en el potencial geológico colombiano. Esta acción se ejecutará entre 2022 y 2027″.
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